Fecha
2 de diciembre de 2020
Por: Helena Bricio
¿Te imaginas pasear por la ciudad en pleno otoño y no sentir las hojas de los árboles crujir bajo tus pies? ¿A qué suena tu barrio? Si escuchas a los pájaros cantar por las mañanas… ¿Te has fijado dónde se encuentran? Cierra los ojos y visualízate en pleno verano paseando por el Parque Forestal y que no haya ningún árbol para ponerse a la sombra con tus amigos… ¿Recuerdas los colores cambiantes en otoño en la ciudad? El arbolado urbano, además de encargarse de teñir la ciudad en otoño de colores, es esa colección vegetal que vemos día a día, de la que quizá no somos conscientes hasta que vemos cómo establece un diálogo estético con el entorno. ¿Te imaginas el cuadro de la Plaza de Armas y Catedral de Raúl Ulloa Burgos o el de la Iglesia Divina Providencia de Alfredo Helsby sin árboles?
Plaza de Armas y Catedral. Raúl Ulloa Burgos (1924-1994). Óleo sobre cholguán (72×59)
Colección Patrimonio Histórico del Banco de Chile
Iglesia Divina Providencia. Alfredo Helsby (1862-1933). Óleo sobre tela (55 x 76 cm)
Colección particular.
En la actualidad, la preocupación por mantener estos jardines verticales sigue presente entre nosotros, como nos transmite el italiano Francesco Camillo Giorgino (Millo) con su mural en un edificio de 11 plantas en Santiago titulado Never give up. El artista nos anima a reflexionar y a seguir abrazando la esperanza de recuperar el contacto con la naturaleza, y aunque estemos en la ciudad no nos rindamos y sigamos protegiendo las áreas verdes que existen. Pero ¿por qué es importante que colaboremos juntos en la protección de estos compañeros de tallos gruesos?
Never Give Up (2016). Millo. Foto: Hecho En Casa Festival
El arbolado urbano posee diversos beneficios, siendo la purificación del aire uno de los principales. Mediante la fotosíntesis, gracias a la luz del sol, consigue transformar el dióxido de carbono y la materia orgánica en oxígeno y así absorber la contaminación del ambiente y mejorar la calidad del aire. Es un soldado de primera línea en la lucha contra el calentamiento global porque equilibra el clima, evitando temperaturas extremas, lo que ayuda a reducir el consumo energético. Además, algo tan cotidiano que nos rodea y vemos cada día, ¡tiene la capacidad de mejorar el paisaje y reducirnos el estrés!, y con ello, beneficiar nuestra salud psicofísica. Cuando hablamos del plano social, también tiene la capacidad de proporcionarnos lugares de sombra y encuentro donde practicar ejercicio y aprender más sobre medio ambiente. Estos motivos fueron los que nos empujaron a dedicar el Club de Plantas a hablar de los pulmones de la ciudad y compartir nuestras experiencias en torno a sus cuidados y mantenimiento. ¿Conoces algún otro beneficio que no hayamos mencionado?
En esta sesión compartimos distintas problemáticas que conocíamos en torno al arbolado en compañía de Claudio Cisternas Arenas, ecólogo-paisajista de la Universidad Central de Chile con experiencia en el diseño y mantenimiento de áreas verdes. ¿Has visto alguna vez podar los árboles de tu zona? ¿Sabes cada cuánto se hace? Claudio nos comentó que el mantenimiento es complicado porque los árboles necesitan cuidados que han de planificarse en colectivo y la falta de marco regulatorio a nivel nacional claro, produce que cada municipalidad se tenga que organizar y poner en práctica sus propias regulaciones, con lo cual, a veces, no se llega a un acuerdo común. «Maldigo la primavera con sus jardines en flor…» cantaba Violeta Parra, ¡y nosotros maldecimos la primavera por las alergias! ¿Cuántas veces hemos culpado al plátano oriental (platanus acerifolia) de nuestro picor de garganta? Claudio nos explicó que «hay varios estudios que indican científicamente que el polen en suspensión no es de ese árbol, el mayor polen en suspensión proviene de las gramíneas, de todos los pastos, y de los pastizales, y de todas las hierbas anuales y bianuales que crecen en torno a la calle, a la cuneta, en los cerros aledaños. Por lo tanto, no es el plátano, el plátano es un aporte tal como el álamo y otras especies más… Se le ha dado esta mala fama pensando que él es el causante (…) (porque) su floración, “sus órganos” son más vistosos.» Teníamos la duda de por qué había tantos plátanos en las ciudades y nos contó que el plátano oriental es un híbrido entre dos especies del hemisferio norte que, por si tú también te lo estabas preguntando, no tiene nada que ver con el banano. Las características de este híbrido lo convierten en un súper árbol y se gana el primer premio para vestir de verde ciudades como Santiago, Buenos Aires, Madrid o Barcelona porque es muy resistente a las condiciones urbanas, sobrevive a la poda municipal (¡ojo!), tiene un crecimiento sostenido muy rápido (casi 1’20 metros al año) y sus residuos pueden transformarse en bioenergía.
Sin embargo, no todo el arbolado urbano se compone de especies tan resistentes como el plátano y coincidimos en que el mantenimiento de los otros seres vivos no está cubierta por la municipalidad, así que ¿qué podemos hacer nosotros para cuidarlos? Primero, necesitamos comprender que, en palabras de Claudio, «la poda es una labor delicada, no es el macheteo, el cercenar rama por rama, (…) es una guía de formación en donde yo conservo la arquitectura del árbol y lo voy modelando. Eso requiere técnica, requiere maquinaria y requiere insumos. Rama que yo corto, rama que yo sello, con una pintura especial que es (…) un sellante de poda.» Por otro lado, hemos de intentar cuidar de su sistema radicular, porque el espacio que tiene alrededor de su tronco, llamado alcorque, en ocasiones puede ser muy estrecho. ¿Tú también te has preguntado alguna vez por qué en los núcleos urbanos no se plantan frutales de los que podamos comer? Tras conversar esta pregunta nos dimos cuenta que su mantenimiento exige una buena organización para evitar las plagas, porque sí, las frutas son tan deliciosas para nosotros como para roedores, polillas, murciélagos… Paloma Mas nos contó que por ejemplo en San Javier, los limones y los naranjos son recolectados por los vecinos. Por último, y no por ello menos importante, tal y como hablamos en la sesión del Club de Plantas del mes de octubre con Julia Maria Franco y Juan Carlos Ruiz, pusimos de nuevo en valor el hecho de que para conseguir que las frutas fuesen de buena calidad, es importante tener un buen sustrato, a lo que Claudio añadió: «sin un suelo vigoroso, no hay planta que se pueda desarrollar, ¿qué es primero, el huevo o la gallina? Aquí es el suelo, sin un suelo adecuado no vamos a tener éxito con ciertas especies.»
Entonces, si el éxito de tener un buen arbolado no depende únicamente de nosotros, ¿qué se te ocurre que podamos hacer como ciudadanos? Después de debatir un rato, llegamos a la conclusión de que aunque en algunos sectores más céntricos no se pueda plantar árboles en la calle porque es un entorno público, si tenemos espacio siempre podemos utilizar el espacio privado para plantarlos en casa. Además, si el plan de regulación de tu zona no te convence, siempre puedes organizarte en juntas vecinales para intentar mejorar la situación. Paloma Mas nos inspiró con su experiencia con la que ella y sus vecinos consiguieron plantar más árboles en su barrio: «aquí no hay junta de vecinos, no hay una personalidad jurídica, pero igualmente logramos hacerlo, pedimos permiso y nos organizamos, pero claro, no pedimos nada, eran unos árboles que tenían unos vecinos, preguntamos si podíamos poner esos árboles, y nos dijeron que si, firmamos un permiso y quedó a nombre de una persona al no haber junta de vecinos acá en Puerto Varas […] funcionó así y ahí están los árboles.»
Sin duda alguna, en el Club nos quedó claro que la unión hace la fuerza y que hay que actuar de manera colaborativa para conseguir mejorar nuestras áreas verdes en los entornos urbanos. Mia Cerda nos transmitió su entusiasmo y nos animó a luchar por la recuperación de las áreas verdes regalándonos una anécdota familiar: «soy hija de unos padres que en el primer sector de Lo Hermida vieron que teníamos peladeros, canchas, y ellos fueron a ver el Plano Regulador y formaron un comité de áreas verdes y se dieron cuenta que donde habían canchas eran áreas verdes y las reclamaron ante la ley y ¡ahora el primer sector de Lo Hermida está lleno de plazas![…] Lo mencionó como “la unión hace la fuerza” porque eso partió de una iniciativa de vecinos y vecinas […] Además se les exigió que se hiciesen canchas en buenas condiciones para los deportistas.» Si vives en Las Condes, Vitacura o Maipú quizá te sea más fácil plantar un árbol porque estas zonas tienen una gestión más sensible hacia el mundo vegetal, pero aún así, como comentó Verónica Mena, es necesario que «sigamos conversando en nuestras juntas de vecinos para que no desmochen nuestros árboles en calidad sanguinaria», ¡hay que evitar la pereza de no querer barrer las hojas en otoño!
Claudio nos recomendó el libro El árbol urbano en Chile de Adriana Hoffman y también Jardinería en Chile de María Gabriela Saldias para aquellos que queríamos iniciarnos a plantar en este mundo del arbolado. Si ya lo tienes claro y estás decidido a plantar un árbol, lo mejor es que te familiarices con las especies nativas como la alcaparra (Sophora Mayo), el quillay, el peumo, el litre, el maitén o el maqui y te pongas en contacto con CONAF (Corporación Nacional Forestal). La entidad cuenta con cinco viveros de producción industrial de semillas de árboles urbanos y también con un Programa de Arborización para impulsar de nuevo el plan de reforestación urbana ¡ya no hay excusas! La iniciativa está dirigida a todos los chilenos y chilenas, especialmente a quienes habitan en zonas urbanas y periurbanas que quieran construir un país más verde. Si tienes dudas no te preocupes, CONAF también tiene un Manual de Plantación de árboles en áreas urbanas y una Guía de Árboles. ¡Elige árboles nativos y diversos para preservar la biodiversidad!
¿Conoces alguna acción vecinal que promueva la plantación de árboles? David Mauricio Portus nos contó que, en La Pintana, hace muchos años, a las señoras de la municipalidad les daban plantas a cambio del aceite quemado de sus frituras. Con este aceite hacían biodiesel que utilizaban como combustible para vehículos con los que después repartían las plantas que ellas elegían, y así después cada señora tenía un árbol al lado de casa al que cuidar, preservando la diversidad. En la ciudad de Pforzheim (Alemania), la colaboración y el impulso entre vecinos fue también lo que marcó la diferencia en un proyecto eco-cultural de recuperación de árboles urbanos. La falta de cohesión social, la contaminación y los daños a la propiedad en su distrito multicultural de 3.000 personas les llevó a imaginar nuevas formas de unión social y medioambiental para la calle Kaiser-Friedrich-Street. Empezaron debatiendo la situación de la ciudad en un consejo vecinal formado por 25 ciudadanos y se decidieron poner en práctica distintas medidas para hacerla más verde. A raíz de ese consejo nació el proyecto Urban Nature, una milla escultórica con 100 nuevos árboles diseñada junto al artista René Dantes, quien creó cinco esculturas que todos los vecinos asumieron cuidar y proteger. La administración de la ciudad también puso de su parte para establecer la infraestructura y plantar los árboles, y como resultado, el distrito ha ganado una nueva imagen a través del arte. Por otro lado, la parte artística del proyecto mejora la calidad del tiempo que los vecinos permanecen en los espacios públicos y los transforma en puntos de encuentro que contribuyen a los intercambios intergeneracionales e interculturales. Además, es un proyecto vivo, porque se diseñó a largo plazo, así que las esculturas existentes se sustituyen por otras nuevas cada tres años para seguir manteniendo el tejido eco-socio-vecinal.
Urban Nature, La Pintana y las experiencias que compartimos en el Club nos demuestran la necesidad de organizarnos colectivamente e impulsar en conjunto acciones que protejan el planeta además de generar intercambios positivos entre las comunidades; nos animan a seguir construyendo paz entre nosotros y a seguir promoviendo colectivamente los cuidados y el mantenimiento del arbolado urbano, que al igual que otros bienes culturales, forma parte de nuestro patrimonio y son un motor de oxigenación esencial para nuestras ciudades. ¡Anímate a contarnos cualquier idea que se te ocurra para crear comunidad a raíz del cuidado del arbolado en el próximo Club de Plantas de diciembre!