El maravilloso reino de los Hongos

club de plantas de diciembre

Fecha

18 de enero de 2021

Por: Helena Bricio

En el 2018, Catalina Mekis (ilustradora), Rodrigo Lizama (tallador en madera), Sebastián Peña Zamora (grabador), Jorge Felipe Soza Soza (fotógrafo) y María Jesús Faúndez Alcalde (gestora cultural), todos ellos jóvenes creadores de la región de Aysén, se unieron en un proyecto artístico de creación y producción colectiva financiado por el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes (Fondart Regional) para estudiar artísticamente el mundo de los hongos de la región desde una multiplicidad de perspectivas y técnicas creativas. Atlas Fungi Aysen tiene como objetivo realizar una exposición itinerante que contribuya a la visibilización de la diversidad natural y artística de ATLASFUNGI la Patagonia aysenina. Para realizar el proyecto, salieron a caminar por las reservas que rodean la ciudad, observando y estudiando las especies para después, interpretarlas artísticamente. El resultado puedes verlo en sus redes sociales y una pequeña muestra a continuación:

Imagen: Galeria de fotos de @atlasfungiaysen

 

Atlas Fungi Aysén nos ofrece solo una muestra de la diversidad de colectivos que analizan los hongos que existen en Chile y que tú también puedes observar. ¿Alguna vez has participado en una ruta micológica? ¿Has recolectado hongos para cocinarlos después? ¿Existe alguna receta tradicional en tu familia con hongos? 

El pasado martes 15 de diciembre cerramos el año 2020 con la última sesión del Club de Plantas y conversamos con Claudia Bustamante sobre el reino Fungi, cuyo interés por estos organismos se despertó siendo una niña al crecer rodeada de líquenes en el Cajón del Maipo. Comenzamos la sesión abriendo el apetito recordando distintas formas de cocinar los hongos, como la empanada de changle o el hongo Boletus Hoyo, cuya textura al cocinarlo, según Claudia, queda muy similar a la carne de cerdo. Marta Contreras volvió a su infancia recordando que «en mi niñez, mis abuelos tenían una casa en el pueblo donde pasaba un señor con un canasto de mimbre y en una taza te vendía los digüeñes, y eran para nosotros, si nos portábamos bien nos daban en ensalada los digueñes como premio». Afortunadamente hoy en día los hongos no son un premio y todos tenemos acceso a ellos cuando queramos, habiéndose incluso incorporado a las dietas vegetarianas como un elemento básico. Pero, ¿qué son exactamente los hongos? ¿Son plantas o son animales? ¿Dónde encontramos hongos en casa?

Claudia nos explicó que aunque se crea que los hongos son vegetales, lo cierto es que son organismos que pertenecen al reino Fungi, es decir, no son plantas ni animales, aunque compartan algunas características con ellos, como la quitina, una proteína que solamente encontramos en los insectos. Además, los hongos tienen muchas propiedades beneficiosas para el ser humano, desde propiedades antibióticas como en el hongo shiitake, hasta anticancerígenas como en el caso de los hongos trametes. También se mencionaron hongos como los lycoperdales y las calvatias que, según Claudia «tienen unos metabolitos secundarios bactericidas que, en la zona centro sur de Chile, la gente abre la calvatia, y dentro está lleno como de pelitos de distintos colores […] y nosotros hemos evidenciado que la gente saca la esporada de dentro, la mezcla con aceite y se la pone en las heridas a los animales, como cataplasmas que regeneran las heridas.»

Poniendo en común distintas recetas y formas de cocinar los hongos, también surgieron preguntas sobre si es necesario lavar los hongos antes de consumirlos y nos dimos cuenta de que, por ejemplo, los Suillus o callampa de pino, se lavan antes de su consumo porque se crea una película babosa amarillenta alrededor del hongo que puede tener componentes tóxicos. ¿Entonces no hay hongos venenosos? ¡Pues sí, y además se esconden muy bien! ¿Has comido alguna vez Agaricus bisporus? Lo puedes encontrar a orillas del río Mapocho y Claudia nos avisó de que «hay que tener especial cuidado porque en esa misma zona encontraremos otra especie, la Chlorophyllum molybdites, que es muy similar, pero extremadamente tóxica. […] Al cortarlo con un cuchillo, al sacar el sombrero del hongo y ponerlo en un papel, la esporada tiende a ser verdosa, y la del Agaricus, tiende a ser más rosada. El Chlorophyllum al cortarlo con un cuchillo cambia de color, pero eso no es un indicador para todos los hongos, solo para los molybdites. […] Hay otros hongos comestibles que también se ponen oscuros. Lamentablemente para los hongos venenosos no hay una característica que los pueda definir ni una prueba que ustedes puedan llevar a cabo, depende del género, del bosque que esté asociado» Por este motivo, Claudia puso en valor la tradición y cultura recolectora, es decir, si tenemos familiares o personas a nuestro alrededor que conocen bien la especie, la zona y el sustrato, podremos fiarnos de lo que recolectamos, pero en caso contrario, si no somos expertos en ello se recomienda que mejor los compremos. Recuerda que hay algunas especies que ayudan a la conservación del medio ambiente, como el agaricus bisporus, que es capaz de absorber los contaminantes que están alrededor, así que si no conoces bien qué ha sucedido en ese suelo con anterioridad, puedes estar en riesgo de ingerir restos tóxicos.

Callampa, setas, levaduras, mohos… ¡Todos hongos! Aunque normalmente no podamos ver el hongo verdadero porque es el que se encuentra bajo tierra y lo que veamos sea la callampa, sí que podemos conocer sus partes para determinar qué tipo de hongo o seta estamos viendo. La parte del hongo que se encuentra bajo tierra son los micelios o hifas, que darán paso al estipe, estípite o pie del hongo. En la parte superior veremos el sombrero, que para determinar la especie nos tendremos que fijar muy bien en su forma y sus características. El sombrero se une al estipe mediante las lamelas, cuya forma y distancia entre sí también nos ayudará a catalogar la especie. Por último, los hongos se reproducen mediante esporas, que se encuentran en un tejido muy concreto llamado himenio.


Imagen de Arturo D. Castillo (Zoram.hakaan) – Trabajo propio – en Wikipedia // CC BY 3.0

 

¿Recuerdas cuándo ha sido la última vez que has visto moho en casa descomponiendo algún alimento o en alguna pared? En esta sesión descubrimos que los mohos no son solamente buenos descomponedores, sino que, además, ¡tienen metabolitos secundarios que los convierten en antibióticos muy potentes como el Penicillium chrysogenum! ¿Adivinas qué es? Aunque nos haya salvado en más de una ocasión de infecciones, hay que tener cuidado con los mohos porque cuando podemos ver el manto negro o verdoso del moho, es porque está en plena fase de descomposición con una carga enorme de esporas, las cuales hay que tener mucho cuidado de no respirar. Nuestro cuerpo está acostumbrado a que ingiramos esporas y estas mueran en el estómago, pero cuando las respiramos es distinto porque se alojan en los alvéolos pulmonares y crean micelios dentro de nuestros pulmones. Claudia nos remarcó la importancia de ventilar los espacios donde haya moho en casa y tener mucho cuidado al rasparlo, es mejor utilizar un fungicida, es decir un espray que mate hongos si nos queremos deshacer de ellos.

¿Te suena la palabra micorriza? La palabra es de origen griego y define la simbiosis entre un hongo y las raíces de una planta, es decir, son hongos que crecen bajo tierra y, como en la mayoría de las relaciones simbióticas, ambos participantes obtienen beneficios. Claudia nos contó que existen dos tipos, las ectomicorrizas y las endomicorrizas. La diferencia principal es que en las ectomicorrizas las hifas del hongo no penetran en las células de la raíz de la planta, sino que se quedan en su superficie formando las callampas. Sin embargo, las endomicorrizas sí que penetran en el interior de las células de las raíces y, aunque no podamos verlas, ayudan a las plantas a obtener nutrientes mediante un proceso que se denomina meteorización. Este proceso consiste en el que las endomicorrizas van rompiendo las rocas, formando el suelo y dejando minerales que después aportarán nutrientes a las raíces de las plantas. 

A veces no somos conscientes de que los pequeños organismos pueden ser muy poderosos, y en el caso de las micorrizas, se han observado distintos beneficios en su relación simbiótica con las plantas. Claudia ha estado estudiando cómo potenciar el uso de las micorrizas en viveros y pastos para poder disminuir el agua que se utiliza en el riego y comprobar cuál es el mínimo caudal que una planta necesita para sobrevivir valiéndose solo de micorrizas. ¡Resulta que son unas guerreras! Además de potenciar el crecimiento de las hortalizas, legumbres u otros vegetales, se presentan como una alternativa frente al cambio climático y a las posibles sequías que este provoque. 

Valentina Paillaleve se preguntaba si se podría potenciar la relación de las micorrizas con plantas domésticas o si es algo que se daba mejor en entornos abiertos y Claudia afirmó que «en el entorno doméstico es súper fácil potenciarlo porque podemos comprar micorrizas, […] hay una técnica de inoculación que se aprende y se puede hacer de mediante regadío o a través de una excavación que se hace la planta y se ponen estas micorrizas. Vas regando y a los cuatro o cinco meses debería estar ensamblada la micorriza (se saca una muestra para ver si se ha conseguido). Esto se puede hacer en huertas, en las casas… Nosotros vamos a estar ahora con Vivero Cumbre en un curso que se llama “Micorriza tu huerto” que la idea enseñar las técnicas, dónde conseguir la micorriza y cómo medir la micorriza para cada planta.» También explicó que se pueden comprar micorrizas que vienen de Europa, en caso de que tengamos plantas que sean de allí, por el contrario, si nuestras plantas son endémicas, sería más adecuado utilizar micorrizas nativas. Además, respondiendo a la duda de Cecilia Chandía sobre si se podría hacer también esto en balcones, Claudia afirmó que se podría realizar sin ningún problema, lo único que habría que medir la cantidad de esporas, el alto de la planta y sacar un porcentaje aproximado de la cantidad de raíz que queda en el macetero. ¿Estás ya buscando donde puedes comprar tus micorrizas? Anímate, porque Claudia nos dijo que una vez que conseguimos este proceso, ¡la micorriza puede durar años y ayuda a que la planta resista plagas!

Nadia Reyes quería saber más sobre los hongos del Norte de chile y salieron a la luz los líquenes, que igual que los hongos micorrízicos, tienen una relevancia fundamental en la relación con las plantas ya que poseen una relación simbiótica mutualista con el reino planthae. Son capaces de absorber minerales de las rocas y formar suelo. ¡Los líquenes fueron los formadores del suelo para las primeras plantas de nuestro planeta! Pero además «hay otro tipo de líquenes, muy locos, que se llaman líquenes errantes, […] ¿Se acuerdan de esas películas cuando por el desierto anda una planta rodando? Pues eso hacen los líquenes errantes, se los lleva el viento […] a distintos lugares donde se detiene el viento nomas y ellos absorben humedad ambiental siempre. Por eso son tan resistentes los líquenes porque ¡no necesitan ni una gota de agua! […] Entonces, viven en lugares donde no se cree que haya vida, pero ellos están allí descomponiendo todo desde hace no sé, 400 o 600 años atrás» nos explicaba Claudia. Sin embargo, con la pregunta de Cecilia Chandía sobre si existen hongos que causen plagas en las plantas, aprendimos que, efectivamente, tan responsables son de formar el suelo para que las plantas se nutran como de destruir bosques enteros. «el hongo de la miel, la Armillaria ostoyae es un hongo parasitario de plantas leñosas, de árboles o arbustos que lo que hace es chupar todo el azúcar […], una vez que mata al árbol, ¡encima se come al árbol muerto!»

Marisol Oporto tenía también la curiosidad de si había hongos en la Antártica o en la Cordillera de los Andes y Claudia explicó que respecto a los hongos ectomicorrízicos, aquellos salen a superficie, se pueden encontrar en los polos y en las alturas y sin embargo, en los trópicos, aquellos que no generan callampa. Además, en la Antártica también podemos encontrar hongos de mar y líquenes, pero reconoció que «en Chile no hay muchos estudios lamentablemente sobre nuestra cordillera cómo para saber qué es lo que tenemos. Hay un estudio de Pablo Sandoval que encontró una nueva especie en un salar a 3000-4000 metros de altura […] y alguno relacionado con el bosque esclerófilo, ¡pero eso es todo! No hay mucha información… ¡Pero creemos que hay y que están ahí esperándonos que vayamos a buscarlos, los traigamos, les pongamos un nombre… Así que en algún momento van a esta cordillera y caminan por esos lugares ¡tienen que sacar fotos, recolectar y ahí vemos que hay! Somos muy poquitos micólogos en Chile… ¡Ojalá salgan muchos más para poder hacer estos estudios!» 

Lamentablemente solamente hay documentados un 5% de los hongos que componen todo el reino Fungi, ¿conoces los hongos que te rodean? ¿Te animas a aprender a documentarlos mediante técnicas de recolección sustentable? En el laboratorio La naturaleza silvestre desde mi casa, incluido también en el Pichintún de Yerbas, hemos aprendido que las fotografías para documentarlos se han de realizar desde distintas posiciones de la callampa: desde arriba, desde el lado… ¡Sin olvidarnos de la parte de abajo! Claudia puntualizó que es muy bueno si podemos poner algo cerca para que las fotos puedan reflejar el corte o la dimensión que tiene el hongo: una moneda, una regla… Verónica Mena nos recordó en esta sesión del Club de Plantas que para practicar una recolección sustentable no hay que arrancarlos, sino que hay que cortarlos con un cuchillo desinfectado para que quede resto del hongo (ese que no vemos). Si ya has recolectado y documentado hongos alguna vez, recuerda que hay distintas plataformas que se dedican a recolectar esa información, como Hongos de Chile en Facebook, la Fundación Fungi, la ONG Micófilos, Fungi Pharma que está relacionado con nuestro sistema inmune, el FungiFest, Recetas y Setas, Setería Humedal… ¡Solo necesitas tener curiosidad y ganas de aprender para formar parte de ellas!

A pesar de que conozcamos tan solo una pequeña parte de todos los hongos que existen, en el Club de Plantas mencionamos unos cuantos que puedes ver a continuación ¡a ver cuántos reconoces! En el norte de Chile se encuentran los hongos del desierto, que aparecen en un sustrato muy arenoso y tan solo una gota de agua activa la mecánica de las esporas mediante los poros que tienen en la callampa. En esta zona se encuentra, entre otros, la Montagnea arenaria, los Tulostomas y los líquenes.

 

Tulostomas. Foto: Irene Andersson para Mushroom Observer / CC BY 3.0

Montagnea arenaria Joanne (ExplorerDJ) para Mushroom Observer // CC BY 3.0


Líquenes Jason HollingerBrown Tile and Gold Cobblestone Lichens  // CC BY 2.0

 

Por otro lado, Hilda y Marta Contreras mencionaron el hongo del centro-sur de Chile, que se conoce como digueñes. Su nombre científico es Cyttaria espinosae y parasitan los árboles en una simbiosis de tal manera que, si se muere el árbol, el hongo se muere con él, además, son comestibles. Cecilia Chandia mencionó los changles, también comestibles, de tipo coraloide y cuyo nombre científico es Ramaria flava. Estos se pueden encontrar a partir de la 8ª región en el centro sur del país y son hongos micorrízicos. En esta zona Marisol Oporto nos contó que también se encuentra el Lepista Nuda. El Boletus Loyo se ubica en las regiones de Biobío y Araucanía y, por último, el Suillus Luteus, una especie cosmopolita que se encuentra en Chile desde la zona centro hasta la zona austral.

 

Cyttaria espinosae, RcarrasjTrabajo propio // CC BY-SA 4.0

Ramaria flava, pabloendemico // CC BY 2.0

Lepista nuda by Archenzo // CC BY 3.0

Patricio Chung (giulifungifdn) para el Mushroom Observer // CC BY-SA 3.0

Suillus Luteus, Anneli Salo // CC BY-SA 3.0

De la zona sur mencionamos al Cortinarius Magellanicus (hongo micorrízico) y también vimos las diferencias entre el Agaricus Bisporus y el Agaricus Campestris (muy cultivados ambos) y el Chlorophyllum molybdites, que, como comentamos al principio de la sesión, es tóxico y sale en campas, pastizales y zonas rurales e incluso en jardines. Por último, Claudia nos abrió el apetito con la variedad Lactarius deliciosus, que su nombre lo dice todo y su primo hermano mexicano, el Lactarius indigo

 

Cortinarius Magellanicus, Jason Hollinger para el Mushroom Observer // CC BY-SA 3.0

Agaricus Bisporus, chris_73 //CC BY-SA 3.0

 

Agaricus Campestris,  Nathan Wilson //CC BY-SA 3.0

Chlorophyllum molybdites, Alan Rockefeller // CC BY-SA 4.0

Lactarius deliciosus, Eric Steinert // CC BY-SA 3.0

Lactarius indigo, Dan Molter // CC BY-SA 3.0

¡Si has llegado hasta aquí es porque sigues teniendo curiosidad por los hongos! Esto es una pequeñísima selección, así que si tienes más especies documentadas anímate a enviarlas a las plataformas mencionadas anteriormente. Si te ha sabido a poco, siempre puedes echar un vistazo a la Guía de Campo de Hongos de Chile de Giulana Furci o dejarte seducir visualmente por el documental Fantastic Fungi. ¡Puedes ver el tráiler aquí y te esperamos en el próximo Club de Plantas!