La educación artística genera cambios sociales: la visita de Fanny Figueras a Chile

por: Constanza Romero Lecourt

 

 

El arte es una disciplina que puede enseñarse y convivir en la escuela, formar personas, visiones y perspectivas, y que con el apoyo de los profesores puede generar cambios estructurales en una sociedad. Este fue uno de los puntos que se abordaron en la visita que realizó al CCESantiago la docente e investigadora española Fanny Figueras, quien visitó Chile para presentar su experiencia de educación artística en el Institut Broggi. En una charla y en el laboratorio titulado “Tejer”, que desarrolló en el centro cultural y en el CECREA La Ligua, la docente compartió sus experiencias y metodologías con el propósito de lograr mejores sinergias entre las instituciones culturales y educacionales, incorporando un diálogo con los docentes, artistas y agentes culturales.

El objetivo de su visita fue apoyar el fortalecimiento del sector de la educación artística, tanto institucional como territorial, a través de un intercambio de experiencias innovadoras en educación y cultura, propiciando redes de conocimiento, participación y capacitación. Fue en ese contexto en el que pudimos conocer el programa Magnet en el Instituto Moisès Broggi, que toma como eje vertebrador el arte y la educación dentro del currículum académico. “Desde las personas pensar el aula”, señaló la docente Fanny Figueras, quien despúes de realizar estos encuentros con las comunidades de profesores compartió un desayuno con otros agentes culturales que trabajan en el sector de la educación artística.

Fanny Figueras es licenciada en Bellas Artes y máster en Educación Artística. Con más de veinte años de experiencia en la enseñanza, compagina la docencia con la investigación sobre la educación artística. En la actualidad es profesora de artes de educación secundaria en el instituto Angeleta Ferrer de Barcelona. También formó el programa Magnet “Alianzas para el éxito educativo” de la Fundación Jaume Bofill.
A lo largo de su destacada trayectoria, la docente e investigadora se ha interesado en la relación entre el arte y la educación, entre un proceso creativo y un proceso de enseñanza-aprendizaje. “Me considero gran defensora de la entrada de artistas en el aula, de que el arte puede transformar a las personas y a las escuelas. Creo en la experiencia como fuente de aprendizaje”, nos señaló en su presentación.

 

Fanny Figueras impartiendo el taller tejer en el CCESantiago.

 

Un programa modelo de vinculación desde la educación artística

Con su vasta experiencia desde la educación y su vínculo con el arte, la investigadora pudo crear un centro de educación secundaria público en Barcelona, España. Allí, el arte tiene una presencia singular en todos los cursos. Gracias a una alianza entre el programa Magnet y el Instituto Moisès Broggi, se logró desarrollar un currículum innovador y de calidad, con un proyecto atractivo que tuviera magnetismo y se convirtiera en un proyecto de referencia en su territorio, tanto para las familias como para la comunidad educativa. Este programa comenzó entre 2013-2014 y durante estos años se ha ido extendiendo de forma muy positiva en todo el centro.

“Nosotros hicimos una la alianza del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). Ahí analizamos el currículum oficial y vimos qué artistas teníamos, qué vínculos podíamos hacer. La idea era pensar el centro no sólo desde las artes, sino para que todo el mundo se sintiese integrado y en consideración. Me he dado cuenta de que en las instituciones no hay gestores culturales, más bien sólo profesores. La otra idea que teníamos era la de transformar el instituto en un museo vivo, donde hubiera mucha exposición de procesos y no sólo el resultado que queda bonito. Ese proceso continuo se expone y se abren las puertas con el fin de repensar los espacios del instituto. Costó mucho levantar este modelo, pero el proyecto aún sigue adelante”, nos contó Fanny.

En este modelo, el arte es el que articula y da forma a todos los proyectos, con el objetivo de estimular la creatividad de los estudiantes y su capacidad crítica. “El trabajo se ha dado de forma muy horizontal desde el programa Magnet, para luego poder integrar a la institución y a los estudiantes en este proceso. Actualmente, en el Instituto Moisès Broggi se han ido incorporando diversas disciplinas, como lo son la danza contemporánea, el teatro, el cine, los proyectos STREAM y la performance. Desde esta perspectiva, los alumnos y alumnas son generadores de conocimiento, que promueven el cambio de perspectiva en la educación y no sólo reciben información desde sus profesores”, nos comentó Fanny Figueras.

 

 
Detalle del trabajo de los asistentes al taller tejer impartido por Fanny Figueras en el CECREA de la Ligua

Detalle del trabajo de los asistentes al taller tejer impartido por Fanny Figueras en el CCESantiago

 

En las aulas del Instituto Moisès Broggi entran artistas, se hacen creaciones colectivas e individuales para, posteriormente, estrenar las obras en espacios culturales de la ciudad. Para ello, se ha formado al profesorado desde el proyecto Magnet, a través de esta alianza con el MACBA.
“Nuestro principal objetivo fue que las artes pudiesen entrar como parte del currículum oficial, además de poder pensar los centros más experimentales, como laboratorios, y llevar a cabo residencias artísticas. Los estudiantes trabajan por proyectos y no hay materias, tampoco notas. Las evaluaciones se hacen de una manera más integral y formativa, donde son los propios alumnos y alumnas quienes se ponen sus propias evaluaciones”, nos explicó Fanny Figueras destacando que este proceso se hace mucho más complejo y exhaustivo, puesto que se realiza a través de una deducción cualitativa. En ese sentido, el rol de los profesores es esencial, puesto que son ellos quienes acompañan a los alumnos y alumnas en sus procesos formativos.

Estos proyectos, que realizan los y las estudiantes, los trabajan a partir de un centro de interés como lo es un retrato o las estructuras, haciendo intervenir diversas materias. En la primera etapa existe una mayor implicación de asignaturas lingüísticas y humanísticas, mientras que en tercero y cuarto tienen más peso las asignaturas científicas. “Ellos y ellas vienen muy felices al instituto a estudiar y no sólo por las notas. La evaluación es distinta y lo que importa es que los y las estudiantes puedan crear en residencia, de tal manera que puedan formarse artísticamente y crear comunidad a partir de esta experiencia”, nos indicó la investigadora española.

Desde esta mirada innovadora que promueve el Instituto Moisès Broggi, lo que se potencia es la formación integral de los y las estudiantes, no necesariamente para que sean futuros artistas. Más bien, que puedan ser personas creativas, con herramientas para solucionar y enfrentar problemas cotidianos y especialmente, que tengan una sensibilidad y empatía con ellos mismos y su entorno. “Para pensar necesito experimentar. El arte nos permite ver la potencia que tienen los y las alumnas. El arte es un generador de conocimiento, al igual que las personas que se educan y se nutren de conocimientos en esta institución”, nos cuenta Fanny Figueras.

Para incentivar la creatividad dentro del MACBA, se realizan diversas actividades a partir de disciplinas artísticas como el teatro, la música y el cine. Ellos y ellas aprenden de forma vivencial, poniendo el énfasis en sus capacidades, habilidades y competencias. El instituto organiza una exposición en febrero y una presentación de proyectos artísticos a final de curso, para mostrar todo este trabajo creativo que relaciona arte, ciencia y lengua, y que da cuenta del éxito de un programa educativo que busca la excelencia.

Para el Instituto Moisès Broggi, un aspecto fundamental es el diálogo que pueden mantener los y las estudiantes con su territorio y el barrio. Por ello, dentro de las actividades formativas, se ha propuesto explorar el barrio con los y las alumnos, fotografiar la arquitectura, espacios y oficios que rodean a la institución, además de poner un énfasis en la formación de sus familias con los artistas y generar un convenio con la biblioteca del barrio. Finalmente, se realiza una actividad en la que se abren las puertas del instituto y son los propios estudiantes quienes muestran su escuela a la comunidad. “Entendemos el arte como una experiencia de transformación social y como una instancia de encuentro; de ahí viene la importancia de poder llevar a cabo este tipo de iniciativas. Lo que hacemos es regalarle una idea al colectivo, un aprendizaje para consensuar en la comunidad”, nos explicó la profesora Figueras.

 

 

La educación artística y el modelo escolar chileno

En el CCE Santiago, Fanny Figueras tuvo una interesante conversación con profesores, académicos, artistas visuales e integrantes de diversas instituciones culturales, públicas y privadas, en la que compartimos e intercambiamos experiencias sobre la realidad en España y en Chile en el ámbito de la educación artística. Katherina Ávalos, coordinadora del Área de Educación del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), nos contó que están trabajando en proyectos con escuelas, principalmente “Haciendo activismo institucional hacia adentro; tratando de sacar la museología hacia los colegios y otros espacios. Las escuelas tienen una responsabilidad de formar personas con conocimientos artísticos porque posiblemente muchos niñes nunca más van a tener ese tipo de experiencias”, destacando el rol de las instituciones de educación no formal para ir a hacer ese aporte. “Creo que es muy importante que podamos hacer redes, pero no sólo para trabajar en nuestras mismas prácticas de educación no formal, sino que vayamos desde ahí a hacer proyectos en las escuelas y que podamos contaminar los espacios. Ese es mi principal interés desde la educación artística”, agregó.

 

Desayuno con agentes y colectivos para conversar sobre educación artística. 

Por otro lado, el antropólogo, profesor de lenguaje y director del área de educación de Asociación Crea, Romi Rodríguez, nos planteó que ellos quieren destacar otra mirada de las herramientas de accesibilidad para las personas con discapacidad o que pertenecen a los grupos de disidencias sexuales. “Más que inclusión, nosotros hablamos de expansión social. De una sociedad en la que todas las culturas y nuestra diversidad de habitar el mundo sean comprendidas y apoyadas en un mutuo goce de construir una sociedad distinta. A partir de esa perspectiva, nos interesa poder acercarnos al arte y generar ese vínculo con las personas, que se sientan convocadas a conocer las distintas disciplinas artísticas y que estas sean validadas”, nos comentó el profesor.

Así mismo, la licenciada en artes y coordinadora del Colegio Artístico Salvador, Paula Fuentes, nos indicó que desde su quehacer está batallando para que los estudiantes “se encanten con el arte y lo puedan proyectar en su futuro. Esta ha sido una instancia muy interesante ante esa necesidad de generar redes y de trabajar la educación artística, más allá de las escuelas, sino que de manera ampliada a lo largo de la vida”, sostuvo.
Otra de las participantes de este diálogo fue Pamela Alcaíno, licenciada en Artes y artista visual, quien nos señaló que desde el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) están trabajando con un colegio bicentenario muy academicista. “Estamos luchando para crear un espacio más flexible dentro de los estudiantes y para que también se acerquen al arte, habilitando espacios que antes no se ocupaban. Hemos logrado que sus preferencias cambien. Antes los estudiantes de tercero o cuarto medio sólo elegían electivos de ciencias y todos relacionados con la prueba de selección universitaria. Hoy en día, la mayoría de esos estudiantes eligen artes o educación física. Y eso tiene que ver con que ellos y ellas les han ido encontrando sentido a otras materias que antes no eran ‘tan importantes en el currículum’. Por eso, hemos trabajado mucho con el concepto de museo y escuela”, destacó de su quehacer en el museo.

En Chile, tenemos varios desafíos en torno al arte. Uno de ellos tiene que ver con sacarlo del espacio elitista en el que ha estado inmerso y reconstruir nuestro propio tejido social, que se ha ido perdiendo con el tiempo. Además de generar cambios curriculares que incentiven que las artes sean igualmente importantes, como lo son las asignaturas que se evalúan en las pruebas de selección universitaria, como matemáticas, lenguaje y las ciencias. La competitividad ha profundizado aún más las brechas sociales que existen el país, entre las personas con mayor acceso económico –que, por ende, pueden optar a una mejor educación– respecto de quienes tienen menos y sólo pueden acceder a escuelas públicas. La pandemia también acrecentó estas diferencias. Durante este año aumentó en un 60% el ausentismo de los estudiantes a las aulas y un 30% de los profesores se encontró con licencia médica por salud mental.

La realidad chilena da cuenta de una importante desmotivación por estudiar y por seguir un modelo rígido como el que se ha impuesto desde las escuelas. En España, en cambio, la perspectiva educativa y gubernamental busca fortalecer la educación pública, que los profesores tengan herramientas para formar a sus estudiantes integralmente y crear una experiencia de comunidad desde lo artístico. “Los niños muestran la realidad o los problemas sociales que tiene un país» , nos dijo Fanny. Desde su perspectiva, no hay una fórmula para sostener este tipo de proyectos en términos económicos. Pero también es importante preguntarnos, ¿para qué sirve o hacerlo? Y ver su potencia en la relación con los alumnos.

 

Fanny Figueras trabajando con jóvenes en el CECREA de la Ligua.

 

Fanny también nos contó algunas de las estrategias que tomaron para poder llevar adelante este proyecto. Dentro del currículum académico se hicieron ajustes para que los profesores de ciencias, matemáticas y lenguas tuviesen sus horas cronológicas intactas, y en ese contexto pudiesen también convivir con las horas y los proyectos dedicados a las artes. Los alumnos se autoevaluaban y coevaluaban. Asimismo, ella sugirió poder explorar dentro de cada centro educativo, en compañía de un profesor y en los espacios culturales cercanos, para que el alumno pudiera salir de ese espacio.

“Uno de los cambios más notorios que se implementó en el instituto fue el salir. Todo lo que pasa fuera del aula es mucho mejor que lo que pasa adentro. Porque estamos con sillas y mesas, ese es un aburrimiento y un problema. Si sacas las mesas y las sillas pasan muchas más cosas. Con los centros culturales se pueden armar contactos y pensar en otras actividades e iniciativas en conjunto”, concluyó la docente.

En el  CCESantiago agradecemos la visita que realizó la investigadora y docente española a las dependencias de nuestro centro cultural, que, sin duda, aportó a la reflexión y al debate acerca de la importancia de la relación entre arte, ciudadanía y educación, y la necesidad de fortalecer el sector de la educación artística. Queremos seguir relevando este tipo de encuentros y experiencias que nos permiten conocer miradas y perspectivas innovadoras en educación y cultura, propiciando redes de conocimiento, participación y capacitación para docentes, profesores y agentes culturales importantes que puedan sumar a este contexto del arte educativo en Chile

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