Enfocándonos en las tecnologías ancestrales de nuestro continente, la segunda sesión de Biotecnológico estuvo liderada por Constanza Piña, artista chilena que trabaja desde los cruces entre el cuerpo, el sonido y la máquina, y desde un entramado político y social.
- Sabemos que realizas diversos proyectos que abordan la noción de tecnología, sonido, cuerpo y arte, cuéntanos un poco de tus principales líneas de interés al respecto.
Mi principal interés es respecto al ruido, pensándolo en un sentido amplio, es decir, no solo como una práctica sonora, sino como un fenómeno natural, cultural y social.
En cuanto a lo social me gusta a través del ruido conectar con otras personas. Ya sea en obras participativas, colaborativas, organizando encuentros, conciertos o laboratorios de creación y formando parte de colectivas. Me interesa llevar al arte a diferentes prácticas sociales. Principalmente hoy día estoy interesada en trabajar con grupos minoritarios de mujeres y disidencias. Me gusta cuando las personas se acercan al arte experimental, porque su vida es experimental, fuera de la norma, fuera de círculos académicos o institucionales de arte. Personas que hacen ruido por el hecho de existir.
También me gusta el ruido como un fenómeno físico, como una fuerza invisible que nos mueve las aguas del cuerpo y nos informa. Pienso en el ruido como ondas que pueden provenir de fuentes naturales, ya sean rayos, movimientos telúricos, tormentas solares, radiación cósmica o señales artificiales de sistemas de telecomunicación. Pienso que nuestro cuerpo es como una antena que es capaz de recibir y percibir estas señales de diversos campos espectrales y procedencias. En este sentido, me gusta la idea de brujería electrónica, pensarse como una médium entre estas fuerzas y el plano físico. Llevar a las personas a un trance sónico. Trabajo con electrónica, hago circuitos de código abierto, construyo mis propios instrumentos para tocar y los comparto libremente en internet. Me interesa la cultura libre y compartida.
Imagen extraída de la página https://proyectokhipu.wordpress.com/
- Es muy interesante el proyecto que has realizado en torno al khipu, ¿cómo ha sido acercarte a este artefacto, reinterpretarlo desde el presente y pensarlo desde las nociones de cuerpo, tecnología y arte?
Los khipus fueron dispositivos de almacenamiento de información que utilizaron las culturas andinas precolombinas y en especial durante el imperio Inca. Fue un sistema de registro en donde la información se codificaba mediante nudos de diferentes formas y tamaños hechos sobre cuerdas de lana de alpaca o algodón. Por la alta complejidad de este sistema de cómputo ancestral, se considera a los khipus como computadores ecológicos prehispánicos. Para mí el khipu fue toda una travesía de investigación artística que inició el año 2013. En ese momento no había mucha información. Hice varios viajes para visitar algunos de los pocos khipus que aún existen y que están expuestos en museos. Recopilé libros y la información que más pude y con esos materiales dirigí un laboratorio de investigación y creación en la Ciudad de México en el año 2017. El laboratorio se llamó “Computación textil y sonificación de espectros” y la idea fue estudiar los instrumentos de cálculos matemáticos complejos utilizados por las culturas andinas precolombinas. Entre ellos la yupana y los tocapus como sistemas de comunicación gráfica geométrica y los signos del khipu inca. Todas ellas son tecnologías que, a nuestro favor, ninguna ciencia occidental sabe utilizar ni descifrar.
También revisamos la historia de los sistemas de cómputo actuales, los cuales están basados originalmente en máquinas de telar; por lo tanto, están en estrecha relación con el desarrollo textil. Al laboratorio asistieron solo mujeres, entonces tuvo perspectiva feminista. Vimos referencias de mujeres en la historia de la astronomía y la informática. También pensamos en la idea de ciencia ficción andina, ya que lo interesante de compartir esta investigación hoy, es poder repensar nuestro pasado asignándole nuevos significados al margen de las lecturas occidentales sobre nuestra propia cultura. Así, transformar el presente situándonos en una ficción compartida, en la cual los colonizadores nunca llegaron a invadirnos y nuestras tecnologías siguen existiendo. ¿Cómo son? ¿Cómo funcionan hoy?
Una de las lecturas que estudiamos decía que para poder entender un khipu había que hacer un khipu, ya que el factor manual y temporal de la codificación mediante nudos es una dimensión importante de conocer y aplicar. Es decir, pensar el código desde los dedos, digitando, anudando. Así, para nosotras la misión fue llegar a hacer un khipu astronómico aplicando el sistema de nudos de los khipus inca tradicionales, trabajando en una relación íntima humano-máquina en la que nuestras manos estuvieran codificando / anudando y nuestro cerebro llevando los cálculos, todas reunidas en el mismo espacio ritual como un conjunto humano tecnológico híbrido y complejo. La investigación, imágenes de la instalación, el libro y algunos talleres realizados sobre este proyecto son de libre acceso y se pueden ver en el blog https://proyectokhipu.wordpress.com/
Captura de pantalla sesión laboratorio biotecnológico, octubre 2 de 2021
- Es muy particular que en tus procesos suelen estar inmersos momentos educativos, participativos o comunitarios, además de una fuerza bastante notable de mujeres o personas trans. ¿Cómo ha sido este acercamiento a lo tecnológico desde estas perspectivas más dialogadas y abiertas?
Ha sido muy enriquecedor para mí desarrollar mis obras acompañada de grupos diversos. Por lo general no he trabajado con becas o fondos de arte, por lo tanto mi estrategia ha sido producir las obras de forma colaborativa y participativa, generando un intercambio de conocimiento, técnicas y prácticas. Cuando nos reunimos muchas personas a trabajar, las metas se hacen mas cercanas y el proceso de desarrollo se llena de nuevas perspectivas y la experiencia se hace compartida y alegre. También como soy nómada, la mejor manera de integrarme a una nueva comunidad es proponiendo un taller o laboratorio relativo al arte electrónico, porque es una forma más rápida de conocer a las personas que estemos interesadas en este campo en cualquier lugar.
Desde el año 2017 organizo el encuentro tecnofeminista en la Ciudad de México, este encuentro reúne a mujeres y disidencias sexogenéricas a compartir sus prácticas y aprender les unes de les otros. En este encuentro conviven tanto técnicas tradicionales como el trabajo textil, la herbolaria o medicinas ancestrales con prácticas más contemporáneas como el live coding, la electrónica o el software libre. La idea es repensar la noción de tecnología y su relación con lxs cuerpxs, el género y el territorio. Pensar desde un conocimiento situado en una realidad latinoamericana. Para mí el hecho de reunirse a compartir ya es una tecnología social y doy mucho valor a la fiesta como instancia ritual de intercambio de cuidados, afectos y aprendizaje colectivo.
La mayoría de las tecnologías que conocemos han sido desarrolladas por hombres, dentro de un sistema cis hetero patriarcal y petro capitalista. Los resultados de este sistema se ven reflejados en el mundo, las sociedades y en una tecnocultura como la conocemos actualmente, en la cual prevalecen las relaciones basadas en el dominio y la opresión: la violencia, la discriminación, la militarización, la expropiación de territorios a indígenas y campesinos, la propiedad privada, el extractivismo minero, la deforestación, la contaminación, la degradación del ecosistema, la extinción de las especies, la biodiversidad y un largo y triste etcétera. Esa incapacidad cultural de comprendernos como parte de la naturaleza ha derivado en un empobrecimiento humano físico, emocional y espiritual. Este sistema ve a las personas como máquinas de producir y a las mujeres como máquinas para reproducirse.
Si rescatáramos los conocimientos infravalorados y desprestigiados por la ciencia dominante y desarrolláramos nuestras propias tecnologías pensadas desde fuera de la norma nuestra realidad sería totalmente diferente. Creo en una liberación tecnológica por medio de la reinvención y creación de sistemas de cuidado mutuo, alegría, goce y placer colectivo. Una realidad donde nos sintamos parte de un todo y ese sentido de pertenencia nos permita prosperar de manera colectiva. “Las tecnologías más profundas son aquellas que desaparecen. Ellas se tejen en la fábrica de la vida diaria hasta ser indistinguibles.” (Weiser M., “El ordenador del siglo XXI”, ACM, 1999)
Imagen extraída de Instagram @cyborgrrrls
Esta actividad forma parte del proyecto Pichintun de yerbas.
Un programa de actividades culturales que posibilita intercambiar saberes y relatos diversos a través de experiencias grupales que nos vinculan como comunidad en conexión con la naturaleza.