La performance «Machado, aux portes du lointain» («Machado, en el umbral de lo lejano») invita a la inmersión en un lenguaje propio, creado e interpretado por Mathieu Guilhaumon y Millaray Lobos, para conmemorar al poeta español a 150 años de su nacimiento, a través de la danza y la poesía.
Como una prolongación del viaje de Antonio Machado, nuestras propias historias, caminos y prácticas artísticas resuenan con la poesía del poeta español. Las palabras fluyen a través de nosotros y se transforman en voces, gestos, cantos y movimientos, componiendo una sinfonía visual y sonora en la que el alma de Machado se entrelaza con nuestras sensibilidades contemporáneas.
Millaray y Mathieu
Coreografía, puesta en escena, dramaturgia e interpretación: Millaray Lobos García y Mathieu Guilhaumon
Diseño sonoro: Gonzalo Rodríguez Pino
«Estos días azules y este sol de la infancia»
«No hay camino, se hace camino al andar»
Antonio Machado
Entre tierra y cielo, la poesía de Machado se despliega, tejiendo un diálogo entre el anclaje terrenal y la trascendencia espiritual. Dos versos, como hilos conductores, nos guían por este paisaje interior donde con fluyen el compromiso lúcido y la experiencia íntima del cuerpo. ¿Cómo el viaje, el dolor, la pérdida y el despojamiento forjan una conciencia a la vez política y profundamente humana? El público está invitado a participar en esta exploración fascinante y misteriosa, en un viaje coreográfico que pone en diálogo el cuerpo y el espíritu, lo político y lo poético. Mathieu Guilhaumon, coreógrafo, y Millaray Lobos García, actriz y directora, se conocieron en Chile en 2013. Este encuentro dio lugar a una estrecha colaboración artística basada tanto en sus afinidades estéticas como en la diversidad de perspectivas que aportan sus respectivas prácticas. «Machado, en el umbral de lo lejano», una nueva obra basada en el poeta español Antonio Machado, abre una nueva dimensión en su trabajo, la de la poesía y su encarnación. Del mismo modo que en su encuentro con el poeta andaluz, las palabras, la música y el movimiento crean sinergias inexploradas, tejiendo vínculos únicos y mágicos. El diseñador sonoro chileno Gonzalo Rodríguez Pino acompaña este viaje artístico inspirado en el del poeta entre España y Francia, entre paisajes mentales y naturales. El movimiento, entre gesto, palabra, espacio y sonido, se manifiesta como una transición continua, una ascensión que atraviesa sucesivos umbrales entre los límites de la tierra y su infinito, entre la materia y su disolución.