El proyecto “Germinando nuestro Barrio” se instala en el CCESantiago para vincularnos con la comunidad.
Para ello trabajaremos con nuestra compostera comunitaria y crearemos un “Banco de semillas”
Por Belén Muñoz Zurita
Un banco de semillas es sin duda una de las mejores aventuras que un huertero o huertera puede emprender. Una actividad que nos convierte en personas más responsables y organizadas por un sencillo motivo: al guardar semillas te comprometes a acompañar la vida de otros seres vivos desde que nacen, se reproducen y luego mueren.
En la práctica, para armar un banco de semillas no se necesitan muchas cosas: unas semillas, unos frascos de vidrio con tapa hermética y algún sistema para rotular estos frascos.
Existen muchas formas de obtener semillas, dependiendo de la planta que las produce. Por ejemplo, las semillas cubiertas por azúcares, como es el caso de los tomates, donde tendremos que realizar un proceso de fermentado para “limpiarlas». Si bien existen semillas que se deben lavar de forma sencilla antes de guardar, la mayoría de las semillas están listas para su almacenamiento desde que se secan en las plantas.
Tal y como mencionamos arriba, no todas las semillas son iguales y, por ende, no todas se extraen de la misma manera. A continuación, os dejamos 5 ejemplos de extracción de semillas, las más clásicas que tenemos en nuestro banco:
1. Tomate: las semillas son las pepas del fruto, y están cubiertas por un grupo de azúcares que forman una “gelatina” llamada mucílago. Para guardar las semillas necesitamos remover este mucílago por completo, para lo cual vamos a extraer las pepas del fruto y las dejaremos reposar en agua sin cloro cerca de uno o dos días, hasta que se forme una nata blanca sobre el agua. A continuación, lavaremos las semillas con agua fresca sobre un colador, las limpiaremos y, finalmente, las dejaremos secar sobre un papel a la sombra.
2. Legumbres: deja que las vainas que contienen los granos se sequen en la mata hasta que crujan como hoja seca. Una vez que estén completamente secos, deberás cosechar y asegurarte que las semillas en su interior estén completamente duras y secas. Si están blandas te recomendamos que las dejes secar a la sombra, en un lugar ventilado.
3. Maíz: deja que el maíz se seque totalmente en la planta, idealmente, dejando que la planta se seque entera. Al pelar la mazorca debes enterrar una uña en los granos del maíz para verificar que este no se abra, se hunda, o bote líquido. A continuación, desgrana a mano y separa los granos del tallo.
4. Zapallos: elabora una infusión de agua con té o agua con manzanilla. Cuando esté templada, lava suavemente las pepas de los zapallos con la infusión, masajeándolas suavemente para que boten los restos del fruto que puedan quedar pegados. A continuación, deja secar sobre una hoja de papel craft (evita papel absorbente).
5. Flores: cuando la planta se esté secando de forma natural, se debe aprovechar para recolectar las flores secas y todo lo anterior a estas. En esta recolección se encuentran las semillas, que pueden tener múltiples formas y colores.
Como regla general, hay 3 reglas básicas para trabajar con un banco de semillas:
Ahora que ya tienes el principal material para un banco de semillas, solo te queda resolver los detalles logísticos. Para seguir adelante, te recomendamos considerar los siguientes pasos:
¡Ya tienes un banco de semillas del cual serás responsable de cuidar y compartir!. Te invitamos a contactar con otras personas que también estén interesadas en los cultivos y así poder compartir experiencias, semillas y aprendizajes. Te recordamos que en el CCESantiago disponemos de un banco de semillas que está a vuestra entera disposición de martes a viernes de 10:00 a 13:00, coordinando la visita previamente en educación@ccesantiago.cl
El proyecto “Germinando nuestro Barrio” se instala en el CCESantiago para vincularnos con la comunidad.
Para ello trabajaremos con nuestra compostera comunitaria y crearemos un “Banco de semillas”
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