Por Constanza Valenzuela Mesa
“La música es el lenguaje universal de la humanidad”, escribió el poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow. Y se le llama así porque esa combinación de sonidos permite conectar a las personas, regular las emociones y realizar un viaje personal.
La música inspira, emociona y reúne, y juega un papel importantísimo en la enseñanza. Existen diversos proyectos de Educación Artística que la integran, como los videos educativos Las Aventuras de Taz, Ro y Peluca: Experimentos sonoros, de la Fundación Mustakis, que, a través de entretenidos experimentos, grafican las vibraciones y frecuencias.
O como el trabajo que realiza Polwor con talleres de creación de artefactos sonoros, que ha ejecutado para Cecrea. En ellos, los y las estudiantes arman circuitos, crean partituras y finalmente desarrollan su artefacto.
Pero la ópera tiene un gran potencial para trabajar con diferentes públicos, sobre todo escolares, porque mezcla la música -con orquesta, solistas, coro y director, la poesía -libreto-, las artes escénicas -actuación, ballet y danza-, las artes escenográficas, la iluminación, el maquillaje y el vestuario.
Pese a que se asocia a una élite, genera curiosidad. En la Región del Maule, por ejemplo, el Teatro Regional del Maule (TRM) realiza una temporada de ópera accesible al público local.
En esa misma línea, existe un proyecto liderado por Ópera Latinoamérica (OLA), una organización sin fines de lucro que agrupa teatros de ópera iberoamericanos, cuya misión es difundir y promover el arte lírico en la zona.
OLA se creó en 2007 en Chile y está integrada por instituciones de diferentes países como Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Guatemala, México, Perú y Uruguay, que cada año se reúnen para trazar nuevos énfasis y objetivos.
Ellos buscan promover la actividad lírica y de las artes de la representación clásica en Iberoamérica por medio de la creación de redes, capacitación de los profesionales del sector, prácticas de economía colaborativa, conocimiento abierto y producción asociativa, generando así una comunidad en torno al desarrollo de las artes de la representación clásica.
Y bajo su alero, con el apoyo de la Fundación Mustakis y el Centro de Experimentación e Innovación Artística (CEIA) en Chile, es que nace Ópera LAB.
Utilizando la metodología de aprendizaje basado en proyectos (ABP), un sistema no tradicional, proponen usar la mecánica de trabajo de las artes escénicas y la música, sumada a la tecnología. De esta manera, fomentan el trabajo en equipo y la creatividad, invitando a estudiantes de Enseñanza Media a trabajar con artistas chilenos consagrados en la producción de un proyecto musical digital.
Ópera LAB es un proyecto que mezcla ópera y literatura con una modalidad digital. Ellos trabajaron con seis colegios de la zona central de Chile, es decir, Valparaíso y Santiago. Los estudiantes interactuaron con los expertos en igualdad de condiciones. El trabajo que realizaron en conjunto fue horizontal: cada participante –artista, docente o estudiante– pudo aprender de las experiencias del otro. Así, inspirados en la ópera La Compuerta N° 12 y en el texto del mismo nombre que pertenece al libro SubTERRA de Baldomero Lillo, realizaron productos que permiten entender sus interpretaciones.
Escuchar el podcast: Transferibles Artes en acción, capítulo 4
Este artículo forma parte del Podcast Transferibles Artes en acción un proyecto del programa de Educación Artística del CCESantiago que tiene como objetivo divulgar proyectos, buenas prácticas y metodologías innovadoras en el ámbito de la educación artística de Chile y España.