Este artículo forma parte del Club de Plantas del CCESantiago, un espacio de encuentro y conversación mensual donde nos juntamos desde nuestras casas a compartir saberes e inquietudes en torno al mundo vegetal.
Fecha
Del 8 al 20 de julio de 2021.
Por: Helena Bricio
El otoño ha llegado a Chile y, con él, aparecen los cambios en los árboles y en el entorno que nos rodea. Donde miremos, podremos observar cómo estos cambian de color, cómo pierden sus hojas y cómo, en ocasiones, surge la necesidad de recurrir a la poda, pero, ¿cuál es realmente el motivo detrás de esta práctica? ¿Qué beneficios tiene? ¿Se realiza solamente en otoño?
En nuestro Club de Plantas del mes de junio, esperaba despejar todas estas dudas con ayuda de Angel White. Su pasión por el cuidado de las plantas le viene de familia, ya que es nieta de agricultores, de quienes aprendió mediante la observación y el sentido común cómo cuidar las plantas, hasta llegar a convertirse en alguien a quien sus amigos y familiares recurrían para recibir asesoramiento y consejo, lo que se acabó convirtiendo en un impulso para empezar la cuenta de Instagram @gardens4all_aw, donde asesora y da consejos e inspiración para “meter las manos en la tierra”, promoviendo la jardinería como hobby y animándonos a no tener miedo y a meternos de lleno en ella.
Abrimos el Club intentando averiguar cuáles son los motivos que nos llevan a practicar la poda, dividiéndonos por grupos y compartiendo nuestras ideas. Una vez que regresamos a la sesión general, Janet abrió la sesión con aquello que conversaron y sacaron en claro en su grupo respecto a la poda: “Podamos por quitar ramas dañadas de los árboles, para despuntar, para darle forma decorativa al árbol, para dar fuerza a los árboles y darle una mejor dirección, y para facilitar la mejor calidad de los frutos.” Esta puesta en común me llevó a pensar en la relación directa que existe entre la poda y el cuidado, y cómo nosotras mismas nos relacionamos con las plantas y nuestro entorno mediante ese cuidado, en el que establecemos un vínculo positivo y optimista al sentir que estamos ayudando a nuestra planta a prosperar, pero, ¿es realmente necesario que practiquemos la poda o es la naturaleza capaz de hacerlo por sí misma? Angel nos empezó a dar ciertas respuestas aclaratorias a estas dudas, introduciendo el tema con consejos para llevar esta práctica a cabo desde una mirada respetuosa, donde observaremos a la naturaleza y nos acercaremos a ella cuidadosamente para evitar manipularla, ya que “nosotros, como humanos, tenemos una tendencia inherente a controlar, a administrar y creo que eso también es un poquito el cuestionamiento que debemos hacer en nuestro jardín, hasta dónde controlamos, hasta dónde administramos, hasta dónde cuidamos y en qué minuto pasamos a manipular […] Hay un delgado límite entre cuidar, administrar, mejorar, y manipular. Cuando ya empezamos a manipular, corremos el riesgo de desarticular esos equilibrios que se dan en la naturaleza y a tener problemas.”
A pesar de este deseo inherente humano a administrar, establecer vínculos con nuestras plantas en el jardín está directamente relacionado con el bienestar e incluso con el paraíso… ¿Qué otro lugar más utópico y pacífico conoces que haga competencia al propio jardín del Edén? Sin embargo, aunque hayamos sido testigos de cómo los jardines y la naturaleza han sido admirados y han llegado a influenciar obras emblemáticas como El jardín de las delicias, de El Bosco, hemos sucumbido también al deseo de manipular nuestros propios jardines, en ocasiones dejando de lado la propia salud vegetal.
Esto nos lleva al primer motivo de por qué el ser humano practica la poda, que está relacionado con el plano más estético, es decir, para dar forma a la planta, como sucede en el arte de la topiaria, donde el recorte de la planta da como resultado formas artísticas. ¿Has podido comprobar esta técnica en algún jardín cercano? El resultado siempre me ha llamado mucho la atención y me ha transportado a lugares fantásticos que relaciono directamente con películas como Alicia en el País de las Maravillas, cuyos jardines han inspirado a lugares como Les Jardins de Étretat en Francia. A pesar de la estética del mismo, ese tipo de jardines, tal y como nos relató Angel, pueden derivar en un mero capricho donde lamentablemente no se tiene demasiado en cuenta la salud de la planta, y así nos recordó la importancia de tener en cuenta primeramente la salud del árbol y después el aspecto estético, independientemente del contexto que busquemos en nuestro jardín: “que la forma no vaya después de la salud del árbol, […] cuando podamos un arbusto, así como una bola, impedimos que la luz y el aire lleguen adentro de esa bola y basta con que uno abra así, saque ramas, […] y adentro uno va a ver que hay pura leña seca, plagas, y eso es importante evitarlo.”
Les Jardins de Étretat – Web Oficial
Para comprender mejor ese placer relacionado con la estética de los jardines, rescato las palabras de Santiago Beruete, autor de «Jardinosofía: una historia filosófica de los jardines», libro que además se mencionó durante el Club de Plantas, donde explica que «no se tiene la misma experiencia del jardín como sujeto agente que como sujeto paciente»; es decir, no se tiene la misma experiencia como jardinero que como mero espectador: «Mientras que, para el primero, las manipulaciones del entorno físico y la ordenación del espacio representan un medio de expresión de su individualidad, para el otro el jardín constituye, sobre todo, una obra de arte viva, un texto vegetal dotado de una rica simbología […] Salir al jardín supone siempre entrar en nosotros mismos.» (Santiago Beruete, pág. 352).
Así pues, otra de las situaciones que conversamos durante la sesión fue la de recurrir a la poda para potenciar la belleza de nuestras plantas sin recurrir a darles forma, siendo nuestro objetivo el de rejuvenecer y fomentar la producción de flores o frutos de nuestras plantas y promover su crecimiento. ¿Te has preguntado alguna vez cómo se rejuvenecen las plantas tras la poda? Angel nos explicó que el fenómeno consiste en que, por ejemplo, si tenemos un arbusto de tres metros y lo podamos reduciendo su tamaño a la mitad, la misma cantidad de savia (el fluido que recorre las plantas, algo así como su sangre) que está acostumbrada a recorrer los tres metros, se encuentra con que tiene que recorrer la mitad, lo cual hace que las yemas de la planta, el nacimiento de las hojas, surjan por este espacio más corto del recorrido de la savia, dando lugar a la floración o crecimiento de la planta. Sin embargo, me pregunto si realmente esas plantas necesitan más flores o somos nosotras mismas quienes, seducidas mediante sus colores y sus olores, recurrimos a la poda para fomentar su crecimiento.
La poda está estrechamente relacionada con la luz, no solamente en un plano físico, sino también en un plano metafórico, el hecho de desprendernos de ciertas cargas o recortar ciertas situaciones de nuestras vidas nos aportará claridad para seguir adelante. “Quien construye un jardín se convierte en un aliado de la luz, pues ningún jardín ha surgido jamás de las tinieblas” (proverbio persa recogido por Beruete, 2016) Y así, como aliadas de la luz en nuestro jardín, conversamos también sobre la necesidad de practicar la poda en las plantas para su limpieza y su mantenimiento; de esta forma se evitarán las plagas y conseguiremos que la planta esté bien aireada y le llegue bien la luz, manteniendo y mejorando su salud. Personalmente, siento una gran satisfacción cuando cuido a mis plantas: dedicarles un rato tranquilamente no solo me alivia el estrés y me ayuda a desconectar del mundo, sino que, además, siento cómo me aumentan los niveles de autoestima y me conecto con mi yo más materno al ver que mediante los cuidados y los mimos he ayudado a mi planta… ¿O son ellas las que me ayudan a mí?
Hay algo importante en el hecho de podar una planta que, más allá de los motivos que hemos mencionado anteriormente, está relacionado con lo que sucede después y la propia cicatrización del corte. Por ello, debatimos sobre los distintos tipos de corte que se pueden aplicar en una rama y cuáles de ellos son los más adecuados para ayudar a nuestra planta a que prospere. ¿Has tenido la oportunidad de podar alguna vez? Recuerda que es importante tener en cuenta el ángulo de la tijera, dónde se encuentra la yema y estudiar la posición del corte para que la savia siga fluyendo por la rama. ¿Serías capaz de decir en cuáles de las siguientes imágenes el corte es correcto?
¡No es posible realizar un buen corte sin manejar las herramientas adecuadas! ¿Conoces los instrumentos básicos para llevar a cabo la poda? Nosotras estuvimos conversando sobre los distintos tipos de herramientas que hemos utilizado para podar nuestras plantas y coincidimos en que es imprescindible tener una buena tijera de podar, que habrá que desinfectar cada vez que vayamos a podar para evitar que los hongos u otras bacterias se traspasen a nuestras plantas. También se mencionaron otras herramientas más específicas como el tijerón o la podadera, que es como una tijera de podar, pero su mango telescópico permite cortar ramas más gruesas y altas y, por último, en caso de querer podar ramas o arbustos más grandes, normalmente se suele utilizar un serrucho o una motosierra. Durante el momento del corte, se pueden poner en práctica ciertas capacidades que están relacionadas con los placeres de la jardinería, como la paciencia para seleccionar aquello que vamos a cortar, la constancia para seguir su desarrollo tras el corte, la humildad frente a aquellos errores que hayamos cometido y aprender a rectificarlos y, por supuesto, la gratitud, ¡nada mejor que agradecer el poder ver cómo brotan nuestras plantas de nuevo!
Después de conversar sobre los tipos de corte y ahora que conocemos los motivos principales que nos van a llevar a podar nuestras plantas, ¿cómo sabemos cuándo necesitamos podar? ¿Será mejor hacerlo en verano o en invierno? Una vez más, Angel nos recordó que es fundamental que observemos nuestra planta y que tengamos en cuenta que, dependiendo del objetivo y del tipo de planta, podaremos cuando sea necesario. ¿Conoces esa técnica que dice que las plantas se podan en los meses que no contienen la letra “R” en su nombre? ¡Pues no es del todo cierta! Solamente se podan las plantas caducas, aquellas que pierden sus hojas en esos meses, como el cerezo, la espirea, el arce, el magnolio o la mayoría de las rosas o árboles frutales como la higuera. Angel nos recomendó podarlas en el periodo en el que la planta caduca está hibernando al máximo, que coincide con el invierno, ya que, en este momento, cuando apenas se están nutriendo y están en reposo total, le haremos el mínimo daño, evitando así podarlo cuando están con toda la energía en su copa, siempre teniendo en cuenta y observando para no podar las yemas. Sin embargo, aquellas plantas de hoja perenne, que mantienen sus hojas todo el año, como la mimosa o el olivo, las podaremos en cualquier otro momento del año, aunque Angel nos avisó de que siempre habrá que tener en cuenta la época de floración, por lo que se recomienda esperar a principios de primavera para evitar que algunas de ellas sufran heladas en sus brotes, los cuales podremos ver que comienzan a salir 45 días después de la poda: “hay plantas cuyos renuevos son muy susceptibles a helarse, como las rosas. Entonces si una rosa la podo en mayo, puede que salgan los brotes en junio y en julio viene una helada grande, que en Santiago todavía tenemos… ¡me mata y me quema todos los brotes! […] Eso pasa también con las lavandas, con las hortensias, con las fucsias.”
Ahora que ya conocemos las épocas para que la poda sea más efectiva y ayude a sanar y a florecer a nuestras plantas, ¿tendrá algo que ver el momento del día en el que se realiza la poda? ¿Influirá la luz del sol o los ciclos lunares? Angel nos comentó que, según su experiencia, la mejor hora del día es aquella “en la que tú puedas hacerlo con tiempo”, ya que lo más importante es tomarse el tiempo necesario para observar la planta, para decidir qué vamos a podar, qué necesidades tiene nuestra planta… ¡Practicar la paciencia!
Por tanto, es necesario que también haya una buena luz que nos permita ver bien todas aquellas ramas que están secas, que están afectando al crecimiento de nuestra planta o aquellas que contengan yemitas que evitaremos podar. Respecto a los ciclos lunares, Pam Lagos intervino para contarnos cómo las fases lunares pueden influir positivamente en la poda de las plantas: “Yo podo y hago todo con el ciclo de la luna y cuando mengua la luna son dos semanas en las que podemos hacer diversos trabajos, diversos tipos de poda. En la primera semana, en la que está recién empezando a menguar, hago podas simples y en el cuarto menguante, cuando ya está empezando a desaparecer para llegar a nueva, ahí hago podas más gruesas […] y la verdad es que yo encuentro que funciona increíble […] ese ciclo ayuda a la savia a subir por el tallo y a llegar a todas las ramas, las hojas… y cuando mengua, la savia baja, con sus nutrientes, llega hasta las raíces, agarra todos los nutrientes y después vuelve el ciclo.” Además, Pam también nos recomendó que es bueno pensar en puntos cardinales para las ramas, para su dirección y para darle equilibrio.
¡Manos a la obra! ¿Sabrías indicar los motivos para podar aquellas ramas que están marcadas? Puedes encontrar las soluciones al final del artículo.
El tema de la poda no nos pillaba por sorpresa y alguna de las participantes del Club ya habían experimentado distintas situaciones con la poda e, incluso, algunas de ellas compartieron ciertos trucos para sanear nuestras plantas, como Ana María Sepúlveda, quien nos recomendó la solución de sauce, porque le ha dado muchos resultados positivos con sus rosas. Además, nos comentó que la solución de sauce tiene propiedades como el ácido acetilsalicílico, que funciona como desinfectante y evita que le salgan hongos o se pudran los esquejes y además les aporta vigorosidad para que prosperen. Ana María nos animó a que hiciésemos nosotras nuestra propia solución. ¿Te imaginas cómo se hace? ¡Pues es muy sencillo! Simplemente se cortan las ramas más jóvenes de los sauces, se ponen a hervir en agua unos cinco minutos desde que comienza la ebullición y, una vez que se enfría, se puede poner la solución en los esquejes o, incluso, dejarla en agua fría donde podremos poner posteriormente los esquejes.
Durante la sesión también comentamos que ciertos árboles que exigen una atención mayor a la hora de podarlos, como el limón, al estar dando frutos durante todo el año, hace que sea difícil saber con exactitud cuándo podarlos. Una vez más, recae sobre una misma la tarea de observar y tener en cuenta cuándo ha dado su máxima producción para después, cuando ésta decae un poco, proceder a podarlo. Otras plantas como la enredadera también suscitaron dudas. Katy no estaba muy segura si era bueno podarla, ya que, como ella misma comentó, a veces son invasivas y caducas, como el jazmín que, al llenarse de flores y después perderlas todas, quedan unas ramas muy largas. ¿Has estado alguna vez tú también en esta situación? Angel nos explicó que lo mejor que puedes hacer es podar esas ramas largas, y que, además, cuanto más se poden, más vivaces van a estar, aunque nos recomendó que esperásemos también a la época de hibernación.
Para concluir, Angel nos animó a que, para iniciarnos en la poda, no hace falta ser agrónomo, simplemente observar y atreverse. Aprender de los errores que vayan surgiendo y utilizar este momento para disfrutar “como les digo, lo más importante es observar y conocer nuestras plantas; en este mundo tan mecanizado que tenemos, uno tiende a “ah es que se poda en invierno, o ah es que se poda en verano, esto, esto, esto…” pero lo más importante es disfrutar las plantas, en el jardín o donde las tengan, e ir conociéndolas; al final, la intuición y el sentido común siento que son súper buenas guías en esto.”
Como no podía ser de mejor forma, cerramos el taller con una preciosa reflexión de Verónica Mena, recordándonos lo imprescindible de observarnos a nosotras mismas y, además de encontrar el momento idóneo para podar las plantas, hacerlo con nuestra propia vida, renovarnos por dentro, revitalizar nuestras energías y hacer de la vida un jardín: “tenemos que inspirarnos en las plantas, de repente tenemos que pensar desde nuestra vida qué nos está… no sé… pues provocando tristeza, provocando estrés, […] también, que podamos ver que hay un momento en el que tenemos que hacer esa poda en la vida de nosotros también, para retomar fuerzas, porque las podas, una de las cosas que hacen es darle fuerza a las plantas para volver a brotar, a florecer, a dar frutos, y para las personas también: busquemos qué tenemos que limpiar para que rebrotemos mejor”.
Aquí tienes los motivos por los cuales debemos podar las ramas que has visto en la imagen anterior:
1 y 3. Le quitan fuerza a la rama haciéndole un contrapeso.
2. Es lo que coloquialmente se llama un chupón que le quita energía a la planta. Es un palo seco del que posiblemente no florecerá nada.
4. Está muy cerca de una rama muy grande.
5. Está dañada.
6. Ha habido mala poda.
7. Un chupón que viene desde abajo.
Este artículo forma parte del Club de Plantas del CCESantiago, un espacio de encuentro y conversación mensual donde nos juntamos desde nuestras casas a compartir saberes e inquietudes en torno al mundo vegetal.
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